Debemos tener en cuenta que un individuo hospitalizado tiene unos requerimientos energéticos diferentes a su situación habitual. Estados febriles, intervenciones quirúrgicas, etc., van a necesitar mayores nutrientes para recuperar el estado inicial del individuo.
A continuación, se describen algunos factores que pueden alterar la ingesta:
- La propia enfermedad.
- Efectos secundarios del tratamiento farmacológico.
- Duración de la estancia hospitalaria.
- Horarios en las comidas.
- Temperatura de la comida.
- No elección de menús.
- Ausencia de áreas adecuadas.
- No satisfacción de algunos menús (diabético, hipertenso, etc.)
La mayoría de los pacientes ingresados comen la mitad o menos de la dietas que se sirve, siendo la causa más frecuente la disminución del apetito.